sábado, 8 de diciembre de 2007

Amor en otoño

Las estrofas de Caballo viejo, esa pieza internacional de Simón Díaz, caían como pequeñas estrellas en la casa de mi amigo JL cuando veían a B, mi hermana de afecto por más de 40 años.
!Que maravilla¡. Él con sus 78 bien llevados , su acento español, estirpe vasca y un corazón confeso margariteño. Ella , de figura esbelta, con la piel de quinceañera, melena corta con los colores del sol y la sonrisa amplia que no deja ni imaginar siquiera que ya tiene 73 cumplidos, tres matrimonios fallidos y una ilusión que le saca fiestas a la vida, a pesar de que no la trató bien en asuntos de amores.

No queda la menor de las dudas: El amor llega cuando menos lo esperamos y si estos dos seres necesitaron de 30 años para reencontrarse, ahora con la vida que se les hace chiquita , hay que pensar mejor en no dejar pasar el tiempo y beber de ese elixir tan pronto como toque a la puerta, que "después no habrá otra oportunidad".

!Bien por ellos que si se atreven¡ y que sean muy felices , mientras se olvidan del horario y de la fecha del calendario.


martes, 4 de diciembre de 2007

Visita a CADIVI

Solicitar el cupo de dólares a CADIVI para viajar se convirtió en la última semana en "misión imposible". A toda hora la página estaba caída, sin que pudiera ser posible llenar la planilla de solicitud. El día viernes 30 a las 3 y 50 a.m tuve un momento de felicidad al poder abrir la página y rellenar los datos hasta....la fecha de viaje. Allí la muy cínica no me dejó poner la fecha feliz de mi viaje: 14 de diciembre y con su negativa mi dicha duró exactamente 1 minuto. Resignada no lo intenté más. En la tarde me entero que en las propias oficinas de Cadivi ubicadas en Los Chaguaramos , al lado mismo de la Universidad Bolivariana, en el Edificio donde alguna vez funcionó el nunca bien recordado LAGOVEN, antes de que el petróleo fuera de todos ( los corruptos) te podían llenar la planilla. Una esperanza, casi tan grande como la que recibimos la madrugada del 3 de diciembre, me animó a ir y llevar toda la documentación requerida . El primer obstáculo de dónde dejar el automóvil lo subsané con mi cara de ¿que hago ?, que le puse al guardia del estacionamiento privado de los empleados. El chico muy , pero muy amable después de mi mirada de " a una que podría ser tu mamá no la dejarías abandonada", me dejó estacionar allí. Luego de ese triunfo caminé las dos cuadras que me separaban del tercer portón, como me había indicado mi hijo recién adoptado y entré. Todo un reto la cola a la cual me tenía que someter , era la 1.30 p.m y me tocó el número 238 ( atendían al 60). Al lado de dos toldos colocados por misericordia , con unas pocas sillas que para el gentío resultaban insuficientes, rodeadas de TODA LA BASURA sin recolectar, (hasta media hora después que vino el camión) y soportando el olor de 4 , si 4 ratas muertas , estrategicamente colocadas 2 en los jardines, 1 cerca de uno de los toldos y la última a mi lado en la acera, hice mi cola con el mismo estoicismo que en las colas electorales del firmazo .
A las tres horas de ello la voz salvadora de un empleado vestido de riguroso negro, con la mirada perdida en su reciente derrota llamó :
-- Los de la tercera edad vengan por aquí. Sin pensarlo halé por un brazo a mi marido y nos fuimos a otro espacio donde al fin pudimos sentarnos y así vislumbrar la cercanía de la puerta que nos llevaría a la mismísima gloria: Llenar la planilla de solicitud para los "verdes".
A las 5.30 p.m se completó el proceso y muy orondos habiendo cumplido nuestra misión, salimos ( por la puerta de los empleados que da al estacionamiento) a buscar mi automóvil y almorzar.
Hoy ya fui al Banco asignado para llevar los recaudos y seguir con el trámite y remedando como se decía en mis tiempos de "Sombrita para papá ", yo diré ahora:
¡Dólares para mamita!