martes, 1 de enero de 2013

El ojo rebelde

Hasta el día 7 de noviembre mis dos ojos actuaban juntos. Si miraba hacia arriba, ambos obedecían, si era hacia abajo los parpados casi cerrados cubrían sin titubear, ni dar paso a que alguien descubriese para donde se dirigía la mirada. Estaban sincronizados. No había duda. Me obedecían, o al menos de eso yo me ufanaba.


Fue mi decisión que primero a uno de ellos y luego al otro, debían de despejarles la cornea y librarlos de eso que llaman cataratas. No sé el por qué de ese nombre, ya que la verdad nunca sentí que me corriese agua por dentro, a menos que no fueran lágrimas. Pero a esas nunca las nombré así y siempre me parecieron liberadoras o de angustias y tristeza, o algunas veces, no tantas como quisiera, de autentica alegría. Llorar para celebrar eso es lo máximo.

Llegó el día 8 de noviembre y consiente, confiada y hasta esperanzada de que con la eliminación de “las cataratas” mi ojo derecho se abriría a luz y podría prescindir de los fastidiosos e indispensables lentes, me fui a operar. Quienes antes que yo lo habían hecho, me animaron con frases como: “eso es una tontería, se sale rápido, como en diez minutos y ya está; tranquila que eso no es nada “. Y la confianza y tranquilidad crecieron.

En efecto la operación en sí no dura nada , claro estuve levantada desde las 5 Am para llegar a tiempo, a la Clínica en Altamira, sin que el tráfico de la autopista Prados del Este me agarrara y me impidiera estar a las 8 Am , hora fijada para la intervención,. Con todo y que eran “diez minutos” salí de la Clínica a las 2 de la tarde, con mi parche de pirata sobre el ojo derecho y la convicción de que medio ciega como estaba la vida no era tan vistosa, como yo la había vivido, aunque usara lentes.

Para compensar la levantada de madrugada llegué a mi casa y después de un almuerzo ligero, chapulín directo a la cama a recuperar parte del sueño perdido.

Todo se desenvolvió sin casi molestias hasta las 12 de las noche cuando mi ojo se despertó de la anestesia y comencé a sentir uno de los peores dolores del cual yo no tenía punto de comparación. Ni de casualidad ninguno de los que yo recordaba haber tenido se le acercaba, Un ardor que no se detenía, y cada vez que el ojo parpadeaba era como si una hojilla ( peor que la del innombrable locutor chavista) me la pasaran por el ojo con verdadera saña. Este tormento duró toda la noche con intervalos de dos horas cada vez que se repetía, que era cuando el efecto de los ocho analgésicos que me tomé alternos, se disipaba.

Creo que desde ese momento mi ojo comenzó una rebelión particular y decidió tomar vida propia, fuera de las leyes que rigen todos mis otros órganos o sentidos. Es así, que sin motivo externo llora copiosamente. Le teme a la luz más que un vampiro al amanecer. Me obliga a usar lentes obscuros para manejar de noche. Esta situación inaudita, la compenso cediéndole el volante a mi esposo, pero me obliga al sometimiento conyugal de que si no vamos juntos, no puedo salir. Mi vida social se ha limitado y resentido enormemente, ya que no todas mis salidas cuentan con la aprobación marital.

Ver televisión o usar la computadora es una aventura, cuando se está acompañada por los lentes para leer (que el ojo sin operar necesita) y los de sol que el operado exige. Una lucha de podres en los cuales siempre el derecho sale vencedor, o de lo contrario, se manifiesta llorando en forma espontanea e incontrolable.

Como un pobre paliativo para esa condición, he acudido a las gotas oftálmicas, y ya llevo probadas hasta ahora cuatro marcas diferentes. De esto van dos meses y pico y ya la rebelión está casi controlada. Espero no hayan recaídas, ni que el ojo izquierdo se entere de que puede alzarse cual guerrillero de la FARC en algún momento, ya que por otra parte está cercano el hecho de que debo tomar la decisión más crucial de este comienzo de 2.013: ¡tengo que proceder a operarme el izquierdo¡

Mientras tanto, ya he contactado con la delegación colombiana de dialogo con las FARC, para que me de algunos lineamientos que hayan resultados exitosos en caso de confrontación armada. Eso sí, nada de hablar con Piedad Cordova¡

Mi viaje personal 2012

A pocas horas de finalizar este 2012 quise hacer un recuento personal de este año que ha sido de autentica montaña rusa. Ha tenido picos importantes que han marcado cada mes con una secuencia de alegrías, frustraciones, logros, perdidas y por sobre todo cambios en la manera de afrontar cada uno de esos acontecimientos.

Al inicio del año en los primeros días de Enero nos dimos un viaje por la costa de Brasil en el barco Costa Concordia que nos dio la perfecta idea de lo que son los brasileños en su propia esencia. El pasaje estaba compuesto por 2280 personas, de los cuales solo 70 viajábamos con pasaporte, el resto lo hacía con su carnet de identidad porque eran ciudadanos brasileños. Eso me dio, como si fuera verme en un espejo, la actitud que toman cuando se juntan: son escandalosos, invasores, maleducados, hacen alboroto, gritones, indisciplinados y además se creen los dueños de todo. Es decir, igualito que nosotros los venezolanos cuando nos reunimos. En este viaje tuvimos mi esposo y yo la oportunidad de estar juntos y conversar entre nosotros. Nada de socializar con otros, porque simplemente ignoran a los otros que no hablan su idioma. Nada de que como se parecen las lenguas, podemos hablar. Cuando están juntos se hacen los que no entienden ni jota nuestro español. Pero, eso no cambia que el viaje fue bellísimo, los lugares visitados una delicia. La comida buenísima, los kilos de más nos acompañaron de regreso

Ya en la rutina del retorno nos preparamos en febrero para recibir con alegría el bautizo de Ignacio, el hijo de mi sobrina Verónica y su esposo Julio. Además de lo que significaba el bautismo en sí, era la oportunidad perfecta para reunir a toda la familia, incluyendo a las dos sobrinas Virna y Viryna que venían de México y Buenos Aires, respectivamente y Rodolfo de Florida. La ocasión también fue propicia para que Adrian, el novio de Viryna formalmente le pidiera su mano a mi hermano Nelson. El broche de oro, hacerlo en público y con toda la familia.

La dicha nos duró poco ya que a la semana de esa alegría Nelson fallece de manera repentina de un infarto, justo el mismo día del aniversario 38 de la muerte de mamá. Este hecho estampó el primer gran dolor de este año y nos hizo pensar en carne propia y en serio lo vulnerables que somos. Hoy y ahora estamos y en segundos podemos ya no estar.

Desde septiembre del 2011 habíamos planificado un viaje para el Norte de España en compañía de Vanessa y mis dos nietas, y aunque destrozados por la ausencia de Nelson, decidimos que con más razón nos íbamos y así que en Semana Santa y con unos días más antes y después de ella, nos fuimos a la conquista de las tierras catalanas, asturianas, la Coruña y la gallega. Fue un viaje increíblemente bello, recorrimos en automóvil un poco más de 1880 Km , en un carro alquilado desde Bilbao. Nuestro destino intermedio era Santiago de Compostela, así que era el camino de Santiago pero perfectamente ligth, cómodamente sentados en una camioneta Peageaut, que hasta hablaba, (nos avisaba cuando no teníamos el cinturón de seguridad puesto, o una puerta abierta). Nos encontramos con paisajes verdes, todos sembrados, autopistas perfectas sin huecos , ni baches y cientos de pueblitos de postal, algunos casi sin gente visible. Ciudades como Santiago, León, Burgos, Zaragoza, con sus magnificas Catedrales. Me maravillé de ver la tumba de mí amado personaje histórico: Rodrigo Ruiz Díaz de Vivar, El Cid Campeador, reposando al lado de su amada Ximena en la Catedral de Burgos. Me encontré con la imagen de la Virgen del Pilar en la Catedral de Zaragoza y recordé los cientos de rosario que le recé cuando estudiaba primaria en el Colegio El Pilar. Mi hija visitó con emoción a Cabezón de la Sal, el pueblo de Santander de donde es originario su padre y sus abuelos, y bisabuelos paternos. Toda una experiencia de esas en donde se dice que la sangre te llama. Un viaje que nos reconcilió con la paz y la sensación de sentirse seguro, de no estar asediados por el temor a la delincuencia, aún cuando no dejamos nuestra paranoia de lado completamente y nos manteníamos atentos a lo que creíamos podían ser movimientos sospechosos de un posible ladrón. Nada pasó. Estuvimos seguros y confiados, excepto por Cadivi que nos traicionó y se empeñó en que nuestras tarjetas, tanto la de Gustavo como la mía, pudieran darnos el placer de gastar nuestro mísero cupo. Pero ni eso nos privó del placer de gozar nuestro recorrido.

En Mayo decidimos ir de nuevo al encuentro de la familia, como quien dice, no perdernos ni una sola oportunidad de compartir con los que están fuera, y nos fuimos al propio y mismísimo Imperio al bautizo de Mía Fátima, la hija de mi sobrino Rodolfo y su esposa Ana. Tenía como 4 años que no pisaba territorio gringo y fue un placer visitar en Miami, sus mall, y sentirme devaluada al máximo pero convertida en una autentica window shoping. Respirar ese aroma a no hacer nada , como no sea consentir se los sentidos del gusto, la vista y el disfrute de un poco de orden.

Ya en junio comenzó de lleno la campaña electoral para la elección del candidato unitario y fue de nuevo estar metida en lo que ello significa: discusiones, politiquería y el enfrentamiento entre distintos sectores, para al fin encontrar el candidato idóneo que se enfrentara a la fuerza del mal de Chávez y su aparato político y generoso en dinero.

Julio, Agosto, Septiembre marcaron el paso de la lucha y la ansiedad. El sueño de que podíamos derrotar al gobierno nos puso de nuevo en lo más alto de la esperanza hasta la caída estrepitosa del 7 de octubre. No pudimos. No hay futuro. Los sueños murieron y las lágrimas por esa pérdida fueron la continuación de las que viví el 20 de febrero. Dos sentimientos de frustración, diferentes, pero que me dejaron agotada y decidida cada vez más a vivir el día a día. A no perder un momento de alegría y renovar la confianza de que no puede ser que a este país le haya caído la plaga para siempre. Tiene que haber una salida y no solo la podemos dejar en manos de Dios. Hay que trabajar por ella.

En noviembre, de nuevo se nos alegró el corazón por razones familiares. La boda de Viryna sería el día 24 y era necesario que no la dejáramos sola en tan especial día. De nuevo a planificar viaje y así con todo el amor 11 personas de la familia, entre las que cuento a mi hermana Lucero que desde México, se unió con nosotros, emprendimos vuelo hacia Buenos Aires el día 22. Una boda de cuento de hadas. El sitio elegido para la ceremonia y recepción fue una estancia a 40 Km de la capital con cabañas, hotel, campo de golf, piscinas, spa y hasta una vaquera, paseos a caballo, canchas de tenis y sobre todo el ánimo de celebrar el compromiso que ya Viryna y Adrian tenían desde hace tres años de estar juntos, esta vez con el deseo de que sea para siempre. No solo tenía la ilusión de la boda , sino de conocer en persona a mi sobrina nieta Andrea, la hija de mi ahijada Virna y Francisco. Adam. Una mexicanita que ya para esta fecha tendría cinco meses y medio y a quien solo  la había visto con su sonrisa amplia en Facebook.La realidad me confirmó que es tan bella como su mamá y tan dulce que de ser un postre me la comería sin remordimientos.
La novia llegó hasta el altar puesto en una pequeña isla del sitio, montada en un coche descubierto, lleno de flores y tirado por caballos. Viryna lucía espectacular con el fondo verde del paisaje y saliendo de un bosque. Creo que lo único que me empañó la alegría de ese momento fue darme cuenta de que Nelson no estaba con nosotros para ver a su hija casarse. Los aplausos de los presentes al llegar ella hasta donde estaba Adrian y las lagrimas hicieron juntos el camino.

Esta vez aseguro que las mías fueron de dicha y nostalgia. Todo quedó bellísimo y en la ceremonia, a petición del novio, les dije unas palabras que me salieron desde lo más profundo del corazón. Felicidad para ellos y la nueva familia.

Nuevamente elecciones y otra estrepitosa caída. Se perdieron espacios que ya habían sido conquistados, la abstención ganó la partida y aquí estamos: esperando a este 2013 con una situación política que no sabemos en qué va a parar. Un Presidente electo enfermo grave, que ni siquiera podrá tomar posesión, pero que de morirse( lo más seguro) deja a un país hecho polvo y cercado por la corrupción y la delincuencia. Un caos se nos avecina.

Mañana no sé si tendremos la voz clara para decir FELIZ AÑO. Dios nos proteja.