viernes, 29 de febrero de 2008

La crítica

La crítica es fácil, el arte es difícil.
Boileau
Con toda claridad podemos pensar que a la crítica se la puede definir no sólo como un conjunto de opiniones o juicios que respondan al análisis de algo, sino también a la acción de criticar o censurar. De allí que se le apliquen cantidades de adjetivos. Así tendremos que por ello habrá crítica favorable, franca, constructiva, objetiva, implacable, mala, buena, indulgente, positiva, negativa y pudiéramos seguir enumerando muchas más.
Cualquiera que fuere su complemento toca un punto importante y ese es a quien o sobre qué va dirigida.
Cuando se trata de recibir una crítica personal o a la obra especifica de alguien, el autor no puede menos que sentirse ajeno a la opinión de un censor extraño que desconoce su motivación en el acto de crear. Si la opinión lo halaga o le complace en su ego, de seguro la recibirá complacido. Pero ¿Si la opinión no le es favorable? ¿Cómo debe estar la piel del criticado? ¿Qué tan insensible puede ser, para que no le afecte la sentencia negativa de otro?
En el caso de un creador, pongamos por ejemplo un escritor, sentir que su obra literaria es juzgada, siempre lo pone frente a una verdad que no siempre la admite, sin pensar que: A todo el mundo no tiene porque gustar o parecerle genial lo que escribes.
Si partimos de que el autor está satisfecho con su obra ( y si no es así, mucho menos puede esperar que los demás lo estén), debe entonces prepararse para que la misma sea analizada, criticada y en muchos casos censurada con palabras, que pueden o no ser de su agrado, pero que tiene que admitir. Al salir a la luz una creación artística, literaria, incluso una actuación o cualquiera que ella sea, y estar a la vista y disposición de un público, será objeto de opinión o crítica. No puede ser de otra manera, porque ya dejó de pertenecer al autor en el sentido estricto, sino que ahora es del colectivo.
No significa esto tampoco que debemos de quedarnos callados y conformes ante las críticas mal intencionadas o injustas, esas que lejos de perseguir un perfeccionamiento o pureza en las obras que juzgan, lo que tienden es a desanimar, a hundir y deprimir hasta al más equilibrado y seguro creador o autor. En esos casos, dejémoslas de lado, hagamos oídos sordos, que quienes las hacen sin sentido humano ni comprensión, y muchas veces sin verdadero conocimiento, no merecen nuestras angustias, ya que no pocas veces los otros desaprueban lo que no son capaces de hacer.
Nos vendría muy bien para nuestra salud mental, es más sería importante y necesario, que muy cerca de nosotros al momento de cualquier creación en la cual estemos involucrados, tuviéramos una especie de manual de “Cómo aprender a aceptar la critica y no morir en el intento”. De seguro nos ayudaría no sólo a saber aceptarla, sino a entender que no importa que adjetivo ella lleve atrás, lo importante es que al hacernos crítica nos han tomado en cuenta, nuestra obra se ha hecho un poco universal al salir a la luz, y eso debe complacernos.
Por tanto bienvenida sea la crítica y ánimos arriba, no se puede complacer a todos.