lunes, 2 de agosto de 2010

Reflexiones en insomnio


Hacerme preguntas no resuelve mis problemas. Hay que encontrar respuestas.

Implorar benevolencia o compasión para las propias faltas, conlleva admitir las propias debilidades, sin que con ello obtengamos nuestro perdón interno.

La reflexión me impone que encontrar la culpa asentada únicamente en mis acciones, sólo me conducirá a proferirle latigazos a mi propia estima. Ello sería el camino seguro para abrazar la depresión.

No hay que dar más rodeos, el único hilo válido que hay que tejer es el que nos lleva a la superación interna.

El pleno conocimiento de nuestras flaquezas y fortalezas nos conducirá a entender con justicia y equilibrio para nosotros mismos, nuestras caídas y tropiezos.

Sentir que el pasado nos ata a la añoranza de los mejores tiempos, es no apostar por el presente que está en nuestra manos y al cual sí podemos cambiar.

Sin entrar en discusiones acerca de la débil línea que separa la temporalidad del pasado, presente y futuro; él ahora debe imponerse al momento de elaborar cualquier plan correctivo para trastocar situaciones adversas.

La fe y confianza en nosotros mismos, no es señal de presunción, sino de haber alcanzado la superación.

Oye tu yo interno con precaución cuando presientas está siendo complaciente con tus errores.