lunes, 4 de enero de 2010

PARÉNTESIS



Empezando este nuevo año más que hacer la lista de los nuevos propósitos, es gratificante hacer el balance del que se nos fue.
Durante el pasado 2009 nos subimos, como en un parque de diversiones, a una montaña rusa y como ella tuvimos nuestros altos y bajos, pero al final hay que agradecer que el balance fue positivo. Llegamos a tierra intactos, es decir, al 31 de diciembre con lo que en los últimos años he apreciado más: gozando de salud. No hubo mayores contratiempos, como no fuera una ocasional gripe o algún malestar pasajero. Nada que lamentar.
En el aspecto laboral, pasados los agites de tratar de resolver los “cangrejos” viejos que habían quedado del año anterior, sólo me queda por concluir que cumplí los objetivos propuestos y con la ayuda de la paciencia, pude sortear la desidia judicial: el gran mal de nuestra administración de justicia.
En lo personal tuve la oportunidad de hacer tres viajes que fueron importantes, porque cada uno de ellos me reconcilió con un aspecto diferente.
El primero de ellos durante las fechas de los Carnavales nos llevó a Colombia. Ese viaje le trajo a mis esposo el reencuentro con parte de la familia paterna a la cual casi no conocía, ya que eran muchos los años sin tener contacto directo. Fueron unos días plagados de cariño donde nos arropó la hospitalidad y el sabor colombiano. A mi el contacto con esa parte de la familia de mi esposo me llenó de agradecimiento. El comprobar que el afecto se transmite y que el calor y cariño de la sangre también me llegó, aún cuando nunca los había visto.
El segundo en la época de junio a julio, me llevó a los Estados Unidos a compartir con mi propia familia, la que por las circunstancias actuales que vive el país se encuentra residenciada afuera. Dando su mejor esfuerzo para el crecimiento de esa otra tierra que les ha acogido con beneplácito, sólo porque son capaces y luchadores. En la cual aún se sienten a veces como extranjeros, pero que saben es en definitiva su segunda patria, a la cual deben respetar y aprender a querer tanto como a la propia. Ven con tristeza que el retorno será imposible y añoran ser parte del país que dejaron, pero deben luchar por otro.
El tiempo compartido con sobrinas, sobrinos, prima y amigos fue invaluable. Un buen recuerdo de principio a fin que llenó mi espíritu, dónde los momentos de alegría se multiplicaron junto a las largas charlas y recuerdos en común.
El tercer viaje, para cerrar el año 2009, nos llevó a mi esposo y a mí a República Dominicana (Punta Cana) a hacer un verdadero paréntesis en la rutina diaria. Fue el encuentro con el ocio sibarita, el dejar atrás cualquier preocupación y adentrarnos en la muda contemplación de como las horas pasaban sin nada que las disturbara, como no fuera el disfrute de las pequeñas cosas. El reencuentro con la inmensidad de una playa, donde la brisa llegaba a bañarnos junto al sol de una sensación que nos sumía en un sueño y comprobar que estábamos en un paraíso terrenal. Olvidados de los cortes de luz, de la falta de agua, de las sin inútiles protestas que no son atendidas, de la delincuencia que arrebata vidas y cercena futuros.
Fue volver a las largas charlas en intimidad, a renovar los deseos de estar juntos y hacer nuevos proyectos. A comprometernos a que debíamos repetir esos momentos mientras la salud lo permitiera. La lista de los nuevos viajes que estamos planificando se nos hizo extensa. Espero cerrar el balance del 2010 con un Check Mark en cada uno de ellos.
Así que BIENVENIDO 2010, tengo la mejor de las disposiciones y el buen ánimo presente para afrontar con esperanza cada uno de los 365 días, de las 52 semanas que tengo por delante. Que en cada una de las horas venideras tenga la fuerza para sortear los malos momentos, que de seguro siempre vendrán y la palabra de agradecimiento por los buenos que espero tener. Por último y para cerrar este paréntesis deseo de todo corazón que las acciones que emprenda para conseguir mis metas o logros no dañen a nadie y por el contrario reciba la bendición de ese Dios Todopoderoso, quien en definitiva es el Supremo ejecutor de nuestras propuestas