martes, 2 de septiembre de 2008

Ironías de la vida

HOY

Hoy Marcelo está frente a su puerta. Si fuera un antes, cuando era libre y ágil, al verla habría ido a su encuentro; sorbería de su boca de almendras todas las respuestas, y tomaría cada mariposa de su pelo para volar juntos hasta los panales a robar la miel para su sonrisa.
Ahora, ella se acerca a su puerta, donde él la espera sentado en su silla de ruedas, gacha la cabeza sin atreverse a verla. Sin saber a dónde va.
Ella pasa a su lado, sin notar a quien la espera y llega hasta su puerta.
Si las calles le hablaran, él sabría que la puerta de ella, es su misma puerta.


COSTUMBRE

Mrs. Simply, a pesar de sus 80 años, sacaba a su perro a pasear todos los días en la mañana y a la misma hora.
El sábado llovió desde la mañana hasta la noche. El domingo, cómo era habitual, la Conserje le puso la prensa en su reja y allí se quedó durante todo el lunes. Al cuarto día su vecino llamó a la policía. Los ladridos del perro y el olor eran insoportables.

FIEL AMIGO

Afuera de la casa, un perro escarbaba la tierra y escondía un hueso.
El campesino descalzo dormía su siesta en el mecedor; el vaivén no pudo ocultar como un tintineo de reptil abrió un espacio de muerte en el silencio. Se arrastró libre por las baldosas rojas del corredor, hasta enrollar opresor los estáticos pies e hincarle su veneno.
El ladrido del fiel amigo, al igual que un trueno en tempestad, llegó tarde para contener al cascabel.
Mañana no habrá siesta, porqué el sueño se hizo eterno para dejar quieto el balancín.

TRAVESURA

La mirada candorosa de la niña seguía atenta el ir de la fila de hormigas hasta el lamido caramelo. Una lluvia de helado dispersó en círculos a las caminantes negras y antes de que el goloso ejército volviera a formarse, un río de Coca Cola las volvió improvisadas surfistas. Disuelto el desfile, Victoria corrió feliz a ver su programa favorito: Animal Planet.

SABOR A CARIBE
Cuándo Casto Quiñones, nacido en Cuba y traído recién nacido a estas tierras, cumplió quince años, decidió que era hora de demostrarle a todas las mujeres que conociera, que lo de su nombre había sido una equivocación de su mamá.
Pasaron quince años más y la única que no se le rindió tenía por nombre Pasionaria Sánchez. Ella no sólo lo despreció, sino que se hizo monja y llegó a ser la Madre Superiora del Convento de las hermanas de Santa Clara.
Con casi cuarenta años encima y cansado de su vida disipada , Casto sintió el llamado de Dios y se convirtió en un devoto sacerdote que fue nombrado Capellán en el mismo Convento de Santa Clara.
Al mes de esa designación, Capellán y Madre Superiora fueron expulsados de sus órdenes religiosas , por cometer actos lascivos dentro del confesionario.