domingo, 9 de enero de 2011

Mercados desarropados

 
Posted by PicasaLa visita a un mercado a cielo abierto, caluroso o propenso a que la lluvia te moje, ubicado en plena calle, sin mucho sitio para que si vas en vehículo propio tengas dónde dejarlo, significa todo un reto que hay que aceptar.
Una veintena de toldos alineados sin muchas pretensiones, ofrecen con la modestia de monjes budistas productos del campo, granos, quesos, galletas, tortas caseras, flores para el espíritu, y hasta cachapas y hallacas, junto a la promesa (no siempre cumplida), de tener precios fraternos con la crisis. Los días sábados y domingos funcionan en La Bonita y en la calle Amana de Sorocaima estos mercados bajo el amparo y vigilancia de la Alcaldía de Baruta.
Allí las verduras, hortalizas y frutas se exhiben sin pudor desnudas, para así regalarnos sus aromas y texturas. Fuera la bandeja de anime y el envoplast, que las viste con aires higiénicos y las aísla del erótico manoseo de los futuros compradores. Las papas no ocultan la tierra en sus ojos, ni los plátanos apilados al descuido, tienen vergüenza en mostrar en su tránsito de las matas a los mesones, rajaduras de harakiri. Un dependiente uniformado con su delantal azul, nos informa que muchos son traídos desde los cultivos de la Colonia Tovar. Otros son comprados al mayorista de Coche o Qta. Crespo y revendidos allí, pero con los precios que les sugiere y supervisa, la Alcaldía de Baruta.
Sergio Cuellar Contreras un nativo del Perú con más de 40 años en estas lides de verdulero y proveedor registrado, confiesa que si bien la ganancia no es mucha, es lo suficiente para que le alcance. Asegura que las mejores ventas las hace en el mercado que se abre los martes en Prados del Este y los viernes en Cumbres de Curumo en las ferias de precio único. Otra variante de los mercados, que están bajo la tutoría de la Gobernación de Miranda. Así lo dejan claro las chemises amarillas que lucen los dependientes.
Una clase media que lucha para equilibrar su maltratado presupuesto obliga a Vanessa Miguel a madrugar los días martes y cuadrar su horario de profesora universitaria, para que no coincida con la gran feria de precio único que abre desde las 6 am cerca de su casa en La Bonita. Allí junto a los residentes de los más de 12 edificios vecinos espera la llegada del camión que si viene directo desde los cultivos en La Grita, en Trujillo. Ella entabla, con la energía de un maratonista, la disputa para obtener las mejores frutas, hortalizas o verduras al unificado monto de 6,00 Bs el Kg. Claro que con algunas excepciones como el ajo, tomate, cebolla y ocumo que siguen fieles a los precios inflados del mercado habitual. Un ahorro valioso si se compara que en el mercado por 3 manzanas o un Kg de piña pagarás Bs. 20.
En la feria de precio único que se ubica los viernes en la plaza de Cumbres de Curumo, cercana a la Iglesia y vecina de la entrada a Fuerte Tiuna, la gran afluencia de gente obligó a establecer la entrega desde las 6 am de 300 números diarios, para así impedir qué, según nos cuenta Jesús Alberto Domínguez, desde su puesto de venta de hallacas y tamales, señoras de alto copete, (sic) se empujaran y pelearan para vergüenza de los vecinos y amigos. Él me dio un dato a tomar en cuenta y es que si lo llamo a su celular, junto al pedido de hallacas me garantiza tener un número (bien bajito), para que me desocupe temprano de las compras y pueda hasta desayunarme con algunas de las 30 hallacas o 170 tamales, que La fiera de su mujer prepara para la venta cada día de mercado.
Si bien en la mayoría de los mercados que había visitado como los de Sao Paulo, Oaxaca, Puebla o Santiago de Chile y en nuestro país el de Mérida, el cual se lleva el laurel por su variedad, estaban bajo techo; estos a cielo abierto dan una nueva perspectiva. Aunque es posible que no den un placer visual por sus instalaciones, les aseguro que sí lo dan gastronómico. Allí están las hallacas, el queso guayanés que se derrite y unas genuinas cachapas de budare, rivalizando con la espontaneidad de los tenderos. Vale la pena repetir la experiencia.

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