domingo, 30 de marzo de 2008

El escritor y el editor



El día sábado 29 de marzo tuvimos en nuestra acostumbrada sesión del Diplomado la visita de Daniel Centeno, quien además de los méritos propios como escritor, Licenciado en Letras de la UCAB, post graduado en Madrid y otros títulos que de por sí dan cierta envidia, sumados a su juventud y al puesto que ocupa ahora en la Editorial Santillana, lo hicieron el invitado ideal para despejar nuestras dudas sobre ¿Que hacer después de escribir?
Ante esa pregunta, y suponiendo que tenemos en nuestras manos uno o varios originales a los cuales consideramos con mérito suficiente para salir de nuestras manos y ser expuestos a la consideración de la critica, en búsqueda de su publicación, Centeno nos dejó no sólo pensativos, sino preocupados y conscientes de que tal como lo habíamos imaginado la tarea de publicar no es nada fácil.
Si ya es bastante difícil el acto mismo de escribir, de ejercer ese oficio de escritor, es decir, de no sólo actuar como un verdadero artesano y recolector de las letras, con el afán en ello de entrar en el juego literario y estético que nos lleva a desprendernos de esa persona que somos y volcarnos en la otra, en la que creamos, en la de ficción y llevar esa inagotable diversidad de personajes a su singularidad propia y trascendente; también hay después del supremo acto creador que encontrar la forma que eso se plasme en un libro y que sean otros , además del escritor, quienes gocen y por supuesto juzguen nuestra obra.
El solitario oficio de escribir, que concede al escritor el papel único de ser testigo excepcional de la vida de sus personajes, con la propiedad que le da el manejo de sus historias; la responsabilidad que conlleva el quehacer diario con dedicación, y que hace que su carácter como tal (escritor) lo convierta en el hilo conductor de su existencia. (Me refiero claro está al verdadero escritor, ese que ejerce cada día y a toda hora su pasión y que pretende hacer de ello su modo de vida) .Se encuentra entonces con el principal escollo a vencer: Conseguir que lo publiquen.
El camino es arduo, muchas puertas que tocar y piel dura para los rechazos, quizás haya que ceder a presiones o insinuaciones sobre la forma de abordar tus escritos. Eliminar algo que se puso demás o que no debe estar allí. Hasta la elección de la portada de la obra queda muchas veces a la discreción del Editor.
En definitiva el escritor enfrenta una doble tarea y su responsabilidad con las palabras no termina con su obra, debe ir más allá y no descansar hasta saber que la misma se preservará no sólo en su gaveta o escritorio (o con la tecnología actual en cualquier disco duro o pendrive) sino que saldrá a la luz y tendrá la oportunidad de entrar en la vida de muchos a través de la lectura. Para ellos también se escribe. A fin de cuentas como dijo alguien por allí: Sino te publican no eres nadie.

2 comentarios:

Francisco Pereira dijo...

Después de esa disertación del sábado, realmente salí a comprar un KINO, ya que me pareció más fácil ganarlo que publicar.

Si no te publican, igualito yo te leeré

mitzy dijo...

Prima, me he deleitado leyéndote, solo he tenido tiempo para el mes de Marzo... que delicia!... Las letras que forman tus palabras bailan, diría antes en la punta de tu pluma y las cuartillas de papel, pero ahora es más apropiado decir que bailan en la pantalla de la computadora... Que regalo tan maravilloso, gracias.