lunes, 9 de marzo de 2009

Encuentro en Barranquilla

Desde hace casi tres meses Gustavo se propuso utilizar esa herramienta de unión de gente a través de Internet y se dedicó a buscar a su media hermana Ligia, cuyo paradero desconocía y más aún ignoraba si todavía estaba viva.
Varios fueron los intentos para ello: buscó la guía telefónica de la ciudad del último domicilio conocido, llamó a operadoras telefónicas desde Caracas, pero todas resultaron fallidas. Gustavo estaba por rendirse cuando se le ocurrió escribir al Presidente del Colegio de Arquitectos de la zona del Atlántico. Sabía que uno de los hijos de Ligia, de nombre Rafael era Arquitecto. Para su sorpresa recibió inmediata respuesta, que le indicaba una dirección de correo electrónico.
El contacto estaba hecho. El hijo respondió, se cruzaron correos, noticias, fotos, números telefónicos y fue como tejer de nuevo un hilo que en algún momento, porque las migas de pan fueron comidas por los caprichos de la vida, se había perdido.
La alegría se turbó al saber que Ligia estaba enferma, pero la esperanza de que pronto la podría ver después de 25 años, ya que estaba proyectado un inmediato viaje a Colombia, hizo que Gustavo reuniera a su vez fotos y movilizara a la familia que permanece en Venezuela, tal como si fuera una estrella Polar que guiara al navegante, para llegar a puerto seguro.
El viaje a Colombia empezaría el día 22 de febrero por Bogotá, de allí a Santa Marta y la cita programada para el reencuentro sería en Barranquilla el día 1 de marzo. Un buen comienzo de mes.
Con todo listo para el viaje: pasajes de aviones comprados, hoteles reservados y dólares de Cadivi en el bolsillo, la fatalidad jugó una mala carta. El día 18 se recibió la noticia del fallecimiento de Ligia. No se pudo completar el arco iris hasta llegar al reencuentro con la hermana.
Sin embargo, la cita en Barranquilla se hizo con el resto de la familia. Gustavo se vio con las dos hijas, el viudo y el otro hijo, su colega Arquitecto.
Fue muy hermoso y emotivo reconocerse. Se compartió en un almuerzo, en la visita a la casa de Ligia; allí donde vivía, donde dejó sus recuerdos y donde todavía se sentía su presencia. Gustavo espera que éste marque la continuación para otros muchos ratos juntos.
La familia es lo más preciado y eso se demostró una vez más, cuando después de tantos años, sin siquiera tener noticias los unos de los otros; los abrazos, besos, buenos recuerdos, anécdotas pasadas y la confianza, se desbordaron, como si sólo fuera ayer cuando se habían visto y no hace tantos años atrás.
Agradecido por el afecto que te da el saberse de la misma sangre, ese cariño que a pesar de la distancia se regó con los valores inculcados por los padres y que no necesitó del trato diario para permanecer como llama votiva.
¡Bravo por Gustavo que dio el primer paso ¡ ¡Que bueno que Internet de veras une a la gente¡

1 comentario:

Aurora Pinto dijo...

¡Qué hermosa vivencia, Ileana!
¡Los felicito!

Abrazos,