jueves, 21 de abril de 2011

México con el color de las Jacarandas




MÉXICO CON EL COLOR DE LOS JACARANDÁS

En esta estación, preludio de la Semana Santa, México brilla con el color de las jacarandas en flor. Por calles y avenidas asoman gallardos y airosos tiñendo de luz los espacios. La ciudad se viste de morado, e igual aparecen guayacanes y flor de mayo. Toda una fiesta para los ojos, que contrasta con el tráfico y el humo de los automóviles.
En el Palacio Nacional, vecino a la Catedral y a la Plaza Mayor, todavía está abierta la exposición con motivo del Bicentenario. Los grandes salones nos dan un paseo por la historia, desde la colonia, la independencia hasta ahora. Salas con profusión de objetos valiosos, leyendas transcritas en imágenes y el aprovechamiento de medios audiovisuales. Todo un éxito que hay que admirar.
El centro de la Capital luce limpio, con vigilancia y muchas calles vueltas solo peatonales, tal como la Madero, con su profusión de locales de joyerías, y el Palacio de Iturbide que también alberga en su interior, un homenaje al Bicentenario.
En el auditorio Nacional se presenta durante cuatro días a casa llena, el show de Alejandro Fernández “El Potrillo”, Excelente espectáculo que pudimos disfrutar con sus tres pantallas gigantes, un sonido inmejorable y el orden a la hora de salida.
El Museo Sumaya, recién inaugurado, obra del millonario Carlos Slim, nos llena el espíritu con su vasta colección privada de obras de Rodin y Dalí, pintura italiana, francesa, mexicana, colección de monedas, contrastando en perfecto equilibrio con su moderna arquitectura.
Dos días en Oaxaca, declarada patrimonio de la humanidad, con sus balcones de fina herrería, las ruinas arqueológicas de Monte Albán, y Mitla, el árbol de Tulle, el Museo Convento de Santo Domingo, con su fabulosa colección encontrada en la Tumba siete, al lado de la Iglesia de Santo Domingo, auténtica joya colonial, con su techo abovedado, dibujado en filigrana de oro, complementaron este nuevo viaje a México. Una delicia los desayunos en el Mercado Municipal 20 de noviembre, vecino al Mercado de Artesanías. Sentarse en cualquiera de los restaurantes que rodean al Zócalo, para tomar el pulso de la ciudad oyendo a los músicos de marimba y violín, . Aprovechar la cocina oaxaqueña, con su fino queso de hebras, y pernoctar en alguno de los hoteles que se ubican en las antiguas casas coloniales restaurados para esos fines, conforman el broche perfecto para unas cortas vacaciones. Unido a todo ello la oportunidad de asistir a la boda de mi sobrina ahijada y compartir con los amigos de muchos años. Nada más que decir: México siempre nos da la bienvenida y nos pide regresar.

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